El detonante

El detonante

Debería hablar de zapatos pero este no es el momento.

Yo siempre digo que soy un bebé; y es que cada día naces para el resto de tu vida.

Es verdad que nunca serás más joven que hoy, que hoy es el día que más joven eres del resto de tu vida. Y es tan ridículo tener que recordárnoslo. Quejándonos, echando la culpa a los demás de nuestras desgracias que son siempre horribles. Cuanto más te quejas más aumentan tus desgracias horrendas. Y mejor nos sentimos quejándonos; porque es que son injustas, es injusto que nos pase esto, no nos lo merecemos.

Y entonces pasa algo cerca de ti mucho más horrible que lo tuyo, te quedas con cara de bobo y apelas a la frase «Virgencita que me quede como estoy». Pero cuando el trauma te pasa, a la tarde o al día siguiente como muy tarde, vuelves a ser el ser desdichado con desgracias infames. Como nosotros nunca tenemos la culpa de nada, más maltratados nos sentimos por la injusticia cósmica que nos ha enviado esta vida que no es vida.

Hace algunos años que superé esto. Normalmente necesitas algo, un detonante que te haga explosionar por dentro. Necesitas que te pase algo que te resquebraje. Que te rompa. Y sólo entonces tu alma se para, te quedas en silencio, respiras. Y por primera vez miras, por primera vez sientes la lluvia, tocas la arena caliente de la playa, te bañas en agua fría y sonríes bajo el agua salada. Pruebas la ensalada por primera vez, tocas la piel y sientes el viento, respiras el frío, por primera vez el sol te toca. Bailas con los ojos cerrados y te importa todo cero porque lo importante ya no es nada de lo de antes, lo importante es el amanecer, poder fotografiar una mariposa, sentirte la persona más feliz del mundo con una caja de seis colores para pintar, observar a las personas dormir, esa línea de los ojos tan mágica. Es tocar la pared mientras caminas, es pintar tu pared de azul. Mirar a los ojos a tu perro y saberlo todo. Es ser por primera vez.

Hasta que no te pasa ese detonante, ese algo verdaderamente horrible que supera a cualquier cosa que has vivido hasta entonces, no te das cuenta de que lo tenías todo; pero todo era nada porque nunca lo apreciaste. Simplemente estaba ahí porque si estaba es que te correspondía. Y no.

Escúchame: no esperes a la bofetada de la vida para sentir. Porque yo tuve la suerte de recibirla en toda la cara con la mano abierta al igual que muchas otras personas, pero a lo mejor tú no eres de los afortunados y nunca te va a pasar nada lo suficientemente horrible para que tu alma quede en silencio; para que dejes de culpar; para que asumas tu control; para que empieces a escuchar; para que dejes de contaminar; para que te vuelvas alguien; para que dejes de criticar; para que saques a la buena persona que eres a pasear; para que tu misión sea ayudar ayudándote; para que pierdas el miedo.

Sé que no es fácil. Vivimos condicionados por las opiniones externas, casi siempre malas por supuesto; y por las propias flagelaciones.

Los bebés son felices. Los niños son felices. Cada día se sorprenden. Cada día aprenden. Cada día nacen. Son libres. Y tú, mañana vas a nacer de nuevo. Y ojalá llueva y puedas besar a alguien en la boca. Y si no, caminemos descalzos sin ropa interior y desafiémonos.

Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel.

El-detonante-Gema-Vicedo
Cada día es un día nuevo con nuevas oportunidades.

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