El manantial Ayn Rand

El manantial, de Ayn Rand

«¿Qué libro te cambió la vida?» Jordi respondió: «El manantial, de Ayn Rand».

Admiro a los grandes lectores y uno de ellos, escritor a la vez, Jordi Sierra i Fabra, respondió a esta pregunta que le hicieron en una de las ponencias que hace el BBVA titulada: «Intento que cada día sea una pequeña vida en 24 horas»

(Discúlpame, mas tengo que insistir en que escuches a Fabra. Esta entrevista es similar pero más extensa: «Cada mañana me levanto feliz porque tengo un día más».

Cuenta su historia y remueve el alma. Es entrañable e inspirador, es cómo emergió un artista con nada a favor. En el minuto 23 habla de El manantial, el libro que lo cambió).

Ayn Rand

Cuando oí el nombre Ayn Rand se me encendieron las alertas porque unos dos años antes la conocí como pasan las cosas de la vida, por pura casualidad. En alguna red social me salió una cita suya con la que me sentí en total sintonía. No recordaba su nombre pero sí su fecha de nacimiento: el dos de febrero, como yo. Señales 😄. Después alguien subió un mini vídeo con un extracto de algunas de sus teorías y lo confirmé: esta es la del dos de febrero y se llama Ayn Rand. Hablaba de individualismo y es justo como me he definido siempre; no sabía que se trataba de una corriente filosófica (nunca he estudiado filosofía). Estaba tan de acuerdo con ella que me parecía extraño en alguien que había nacido casi setenta años antes que yo: mi retraso intelectual era aplastantemente evidente. Me di cuenta de lo tantísimo que tenía por aprender y por evolucionar por cuenta propia.

De modo que cuando Fabra habló del libro de Ayn Rand, por supuesto que lo tenía que leer. Y casualmente mi amiga Leti tenía El manantial en su casa; edición 1958; 100 pesetas; 730 páginas.

El manantial, el libro

Inciso: lo mejor de leer ediciones antiguas es la cantidad de palabras nuevas que aprendes (aprendes palabras nuevas justamente porque son viejas y han caído en desuso), a la vez que expresiones o formas de comunicarse muy elegantes.

El manantial se divide en cuatro personajes: un arquitecto que parece ser un triunfador (además de ser un trepa) porque no diseña según su criterio propio (que no tiene), sino que se acopla al gusto del consumidor; un periodista malvado que quiere dominar a las masas a su antojo; el jefe de un periódico (en el que trabaja el periodista malvado) que le da al público lo que el público quiere escuchar, convirtiéndose por ello en el número uno en ventas; y por último, el protagonista, un arquitecto con ideas propias, fiel a su trabajo, el creador, el individualista.

El periodista malvado quiere destruir al arquitecto individualista porque no lo puede dominar. Él se dedica a pregonar lo bueno que es el colectivismo y el altruismo y desprecia el individualismo por ser egoísta, y se encarga, desde su columna del periódico llamada «Una vocecita» a dominar las mentes de los lectores del periódico. El arquitecto creativo es un incomprendido y los tiene a todos en contra pero a él no le importa, sólo quiere vivir y que le dejen vivir a su manera, y a través de un discurso en boca de él, al final de la historia, como su defensa en un juicio, es cuando Ayn Rand explica su teoría filosófica. 

Si eres una persona creativa, desencajada dentro de la mayoría, con sed de libertad y que hace las cosas a su manera, Howard Roark es tu hombre, porque Howard Roark eres tú.

Adaptación al cine; película titulada igual: El manantial

El manantial se fraguó en una película titulada de la misma manera, protagonizada por Gary Cooper, en blanco y negro. El mismo Fabra dice que el libro es un poco farragoso de leer, por lo que la película es una buena sustituta de la lectura. 

Después de leerme el libro vi la película, y aunque parece ser que tanto la autora como el actor protagonista no quedaron satisfechos, personalmente me parece que, pese a que se alteran algunos componentes (necesario para poder comprimir tantas páginas en menos de dos horas), la adaptación de la literatura al cine está muy bien correspondida y la esencia se comprende perfectamente.

En este vídeo puedes ver el discurso final que te decía concreta la filosofía del individualismo. Howard Roark es encarnado por Gary Cooper, que además de un actor brillante es un tío bien guapo.

Frases de El manantial que han resonado en mí

Ahora te paso a destacar algunas de las frases que he subrayado. Hay unas cuantas porque El manantial es un libro gordo, aunque la parte más interesante, y por lo tanto la mayoría de estas frases, pertenecen al final del tocho:

  • «La casa que figuraba en los bosquejos no había sido diseñada por Roark, sino por la roca en la cual estaba asentada.» (pág. 130).
  • «Siento el único deseo que uno puede realmente permitirse. Libertad. (..) No pedir nada. No esperar nada. No depender de nada.» (pág. 151).
  • «…me gustan las estatuas de los hombres desnudos.» (pág. 152).
  • «…no me gusta la gente que tiene que ser dirigida.» (pág. 167).
  • «Usted es un monstruo centrado en sí mismo, Howard.» (pág. 168).
  • «…leía muchísimo. (…) era muy liberal… (…) …la individualidad…» (pág. 169).
  • «Quiero un trabajo donde no tenga que pensar.» (pág. 209).
  • «…rodeándose de gente para sentirse sola … su soledad actual era un encanto para ella…: la debilidad de gozarla.» (pág. 217).
  • «Era un fuego que ni él ni los otros podían soportar mucho tiempo.» (pág. 41).
  • «Henry Cameron no tenía nada que ofrecer contra todo esto; nada fuera de la fe que lo sostenía solamente porque era suya.» (pág. 42).
  • «él amaba su trabajo. Ésa era la causa por la cual luchaba, y ésa fue la razón por la cual se perdió.» (pág. 43).
  • «…infernal atrevimiento…» (pág. 45).
  • «No puedo enseñarle nada con sentido común.» (pág. 62).
  • «Estoy en venta, y por ahora procederé de esa manera.» (pág. 91).
  • «Tenía que ahogar su pericia. Tenía que matar su visión y obedecer…» (pág. 92).
  • «era su única misión: esperar.» (pág. 93).
  • «Parece que tiene ideales o algo así…» (pág. 102).
  • «Era francamente masculino, francamente despreocupado de su elegancia…» (pág. 104).
  • «…tenía cincuenta años, una expresión de burla zumbona…» (pág. 107).
  • «Esas cosas se le permitían porque era un genio.» (pág. 118).
  • «…personalidad imperial…» (pág. 119).
  • «Cualquiera cosa…» (pág. 244).
  • «…llegaron a un estado de paz armada.» (pág. 309).
  • «…jamás se toma en cuenta ningún discurso, sino solamente la persona del que habla. Es mucho más fácil juzgar sobre un hombre que sobre una idea. (…) La distancia más corta entre dos puntos no es una línea recta, es un intermediario. Y cuanto más intermediario, más se acorta la distancia. (…) …tengo una ventaja: ellos no saben lo que quieren y yo sí.» (pág. 324).
  • «¡Es tan depravado ser mártir!» (pág. 371)
  • «…saludable terror.» (pág. 407).
  • «Se quedó leyendo unas horas.» (pág. 416).
  • «Quería saber qué era lo que hacía aquella gente diferente a la de su barrio. No era la ropa ni los carruajes ni los bancos lo que le llamaba la atención: eran los libros. La gente de su barrio (…) no leía libros.» (pág. 422).
  • «carecía hasta de la distinción de un imbécil.» (pág. 428).
  • «Mi alma… solamente es real cuando es independiente.» (pág. 447).
  • «Soy individualista. No creo en las organizaciones.» (pág. 494).
  • «…imaginación inextinguible.» (pág. 536).
  • «La música era matemática y la arquitectura era música en piedra.» (pág. 537).
  • «lo mismo podía tener cincuenta que veinte años.» (pág. 538).
  • «Yo no trabajo con Consejos; si quieren que lo haga, tendré que hacerlo solo. (…) No trabajo con cuerpos colectivos. No consulto, no coopero, no colaboro.» (pág. 546).
  • «…puedo hacer con esto lo que quiera; un arco, una lanza, un bastón, una baranda. Esto es el significado de la vida. El trabajo..» (pág. 586).
  • «…antes de hacer cosas para la gente, debes ser un hombre que puede hacer cosas. Debes amar tu propia acción y no un objeto posible de tu caridad.» (pág. 614).
  • «…que me condenen si comprendo por qué un hombre que gana cuarenta debe ser castigado en favor de uno menos competente.» (pág. 615).
  • «Lo único que me importa, mi objeto, mi premio, mi principio, mi fin, es el trabajo en sí. El trabajo hecho a mi manera. (…) Un motivo privado personal, egoísta. Es el único modo por el cual puedo hacer algo. Eso es todo lo que soy.» (pág. 616).
  • «Estaba enfermo de piedad. Debe de haber algo terriblemente malo en un mundo donde este sentimiento monstruoso se llama virtud.» (pág. 619).
  • «La cosa más difícil del mundo es hacer lo que queremos. Y es menester el más grande de los corajes para hacer lo que realmente queremos. (…) El hacer algo implica una responsabilidad muy grande.» (pág. 637).
  • «No quiero ser símbolo de nada. Soy nada más que yo mismo.» (pág. 641).
  • «Ellos no tienen personalidad. Viven en otros. Viven una vida de segunda mano.» (pág. 643).
  • «Un hombre verdaderamente egoísta no puede sentirse afectado por la aprobación de los demás. No la necesita. (…) No les interesan hechos, ideas, trabajo. Sólo les interesa la gente. No se preguntan: ¿Es verdadero esto? Se preguntan: ¿Es esto lo que los otros creen que es verdadero? No hacen, pero dan la impresión de que hacen. No crean, se exhiben. No tienen pericia, sino amistades. No tienen méritos, sino influencias.» (pág. 644).
  • «Y ahora, para curar a un mundo que perece por el altruismo, se nos pide que destruyamos la personalidad.» (pág. 645).
  • «Si uno no se respeta a sí mismo, mal puede tener afecto y respeto por los otros.(…) Yo moriría por usted, pero no podría ni querría vivir para usted.» (pág. 646).
  • «un hombre que está solo es un hombre que desafía a los hombres.» (pág. 663).
  • «Los grandes hombres no pueden ser gobernados. No queremos ningún gran hombre. (…) Ensalce a los más ineptos y detenga el ímpetu y el esfuerzo. (…) Conserve a la mediocridad como santuario. (…) No permita que los hombres sean felices. Los hombres felices son hombres libres. Hágales sentir que el mero hecho de tener un deseo personal es malo. Condúzcalos a un estado en que decir «yo quiero» constituya algo vergonzoso. El altruismo es una gran ayuda para esto. (…) La naturaleza no permite el vacío. Vacíe el alma de un hombre, y el espacio queda a merced de usted para ser llenado.» (pág. 675).
  • «Emplee grandes palabras vagas. (…) La farsa ha continuado durante siglos y los hombres caen en ella todavía.» (pág. 676).
  • «Hacer discursos sobre el pueblo y el bien común. (…) Quiero el poder. (…) Que todos vivan para todos. Que todos se sacrifiquen y que ninguno se aproveche. Que todos sufran y que ninguno goce. Que el progreso se detenga. Que todo se estanque. Que en el estancamiento haya igualdad. Todos subyugados al deseo de todos. La esclavitud universal.(…) Un gran círculo y una igualdad total. El mundo futuro.» (pág. 677).
    «Todo lo que yo he dicho está contenido en una sola palabra: colectivismo. (…) Actuar juntos. Pensar juntos. Sentir juntos. Unirse, estar de acuerdo, obedecer. Obedecer, servir, sacrificarse. Dividir y conquistar, primero. Unir y gobernar, después. (…) …la palabra mágica: colectivismo. Un país está dedicado a cumplir la proposición de que el hombre no tiene derechos, que lo colectivo es todo. A lo individual se lo considera como al mal. (…) Un país está dedicado a cumplir la proposición de que el hombre no tiene derechos, que el Estado lo es todo. (…) Combata la doctrina que degüella al individuo con otra doctrina que degüella al individuo. Entregue su alma… (…) ofrecer veneno como alimento y veneno como antídoto. (…) Destruya al individuo. Destruya el alma del hombre. El resto seguirá automáticamente.» (pág. 678).
  • «…había un poder en las palabras: después, para los que las escuchaban, pero primero para el que las había creado, eran una fuerza saludable, una solución como la apertura de una barrera. (…) …el secreto básico… …la primera fuente de la vida, lo que ocurre cuando un pensamiento cobra forma.» (pág. 681).
  • «Le interesaba la creación, no sus consumidores. (…) El hombre sólo puede sobrevivir por su mente. (…) Su cerebro es su única arma.» (pág. 716).
  • «Nada le ha sido dado al hombre sobre la tierra. Todo lo que él necesita lo tiene que producir. (…) puede sobrevivir por el trabajo independiente de su propia mente o como un parásito alimentado por la mente de otro.
    El interés del creador es la conquista de la naturaleza. El interés del parásito es la conquista del hombre.
    La necesidad básica del creador es la independencia. La mente no puede ser reprimida, sacrificada, subordinada a ninguna consideración. Exige independencia total. Para un creador todas las relaciones con los hombres son secundarias.
    La necesidad básica del que necesita de otro es asegurarse vínculos con los hombres para poder nutrirse. Coloca ante todo las relaciones. Declara que el hombre existe para servir a los otros. Predica el altruismo.
    El altruismo es la doctrina que exige que el hombre viva para los demás y coloque a los otros sobre sí mismo.
    El que necesita de otro se vale del altruismo como un arma de explotación. Se les ha enseñado a los hombres los preceptos para destruir al creador y se les ha enseñado la dependencia como virtud.
    El esclavo conquistado tiene un vestigio de honor, tiene el mérito de haber resistido y el de considerar que su condición es mala. Pero el hombre que voluntariamente se esclaviza es la más baja de las criaturas. Degrada la dignidad del hombre.» (pág. 717).
  • «Los hombres han aprendido que la virtud más alta no es realizar, sino dar. Sin embargo, no se puede dar o que no ha sido creado. La creación es anterior a la distribución, pues de lo contrario no habría nada que distribuir.
    Elogiamos un acto de caridad y nos encogemos ante un acto creador.
    La obra de los creadores ha producido más alivio para el sufrimiento que lo que cualquier altruista pudo nunca concebir.
    El creador es el hombre que nada contra la corriente. El creador es el hombre que está solo.
    El creador es un egoísta en sentido absoluto y el hombre altruista es aquel que no piensa, no siente, no juzga, no construye.
    Independencia o dependencia. Creador o imitador.» (pág. 718).
  • «No hay ninguna norma de dignidad personal, salvo la independencia.
    En todas las relaciones no hay sacrificio de nadie para nadie. Los hombres cambian su trabajo por su libertad con mutuo sentimiento y con ventaja mutua cuando sus intereses personales coinciden y ambos desean el intercambio. Si no lo desean, no están obligados a tratar el uno con el otro. Es la única forma posible de relación entre iguales. Cualquiera otra es una relación de esclavo a amo, de víctima a verdugo. 
    Un arquitecto necesita muchos hombres para levantar un edificio. Trabajan juntos por libre acuerdo y cada uno es libre en su función propia.
    Dos antagonistas: el creador y el imitador.» (pág. 719).
  • «Lo individual contra lo colectivo. El «bien común» ha sido la justificación de toda tiranía.» (pág. 720).
  • «He venido aquí para manifestar que no reconozco a nadie derecho alguno sobre un minuto de mi vida. Ni sobre una parte de mi energía. Ni sobre ninguna obra mía.
    No reconozco obligaciones hacia los hombres, excepto una: respetar su libertad y no formar parte de una sociedad esclava.» (pág. 721).

Estas han sido las frases que en el momento de la lectura han resonado en mí. Individualismo y liberalismo puro.

Palabras que he aprendido

He aquí la lista con su significado. Algunas de ellas las conocía, pero no las uso corrientemente.

  • Gazmoño: hipócrita.
  • Calaveradas: insensatez, trastada.
  • Floreo: lisonja (alabanza interesada).
  • Zumbón: burlón.
  • Gibosa: jorobada.
  • Fulero: tramposo.
  • Disoluta: viciosa.
  • Mondo: limpio.
  • Irrisorio: da risa.
  • Prerrogativa: privilegio.
  • Resabio: mala costumbre.
  • Iniquidad: maldad, injusticia.
  • Colegir: juntar, llegar a una conclusión.
  • Envanecer: causar vanidad o soberbia.
  • Felonía: traición, deslealtad.
  • Crencha: raya que divide el cabello en dos partes y cada una de las partes.
  • Seseosa: deseosa, apetecible.
  • Enteco: enfermizo, débil, flaco.
  • Indolente: insensible.
  • Enjaretado: de prisa y de mala manera.
  • Impeler: impulsar.
  • Reversión: acto de revertir (restituir).
  • Necrología: noticia acerca de una persona muerta recientemente.
  • Arrostrar: resistir sin dar muestras de cobardía.
  • Propalar: divulgar algo oculto considerado negativo.
  • Dipsómano: alcohólico.
  • Displicencia: tratar con indiferencia.
  • Convenido: conforme.
  • Ultrajante: injuriante.
  • Ominosa: despreciable, abominable.
  • Armisticio: suspensión de hostilidades.
  • Heder: el verbo de hedor.
  • Hollar: pisar, humillar, despreciar. 
  • Plugiese: pretérito imperfecto del verbo placer; placiera o placiese o pluguiera o pluguiese.
  • Insidiosa: malicioso con apariencia inofensiva.
  • Ulterior: más allá de un sitio. (Citerior: situado en la parte de acá).
  • Resarcir: reparar, indemnizar.
  • Cilicio: faja de cerdas de hierro para mortificarse, para usar como penitencia.
  • Beligerante: combatiente, en guerra.
  • Laya: clase, especie, calidad. (La peor laya: la peor especie).
  • Vituperar: criticar o censurar con dureza.
  • Constreñir: obligar, comprimir, compeler.
  • Egotismo: sentimiento exagerado de la propia personalidad.
  • Vituperio: oprobio, ignominia, afrenta, deshonra.
  • Conspicua: ilustre, sobresaliente. (No confundir con concupiscente: apetito desordenado de placeres deshonestos, según la RAE; o en una palabra según yo misma: vicioso).
  • Denuesto: injuria grave.
  • Aquiescencia: consentimiento.
  • Aprehender: coger.
  • Una soga «a guisa de» barandilla: a modo de.

Opinión personal y conclusión

El manantial me ha recordado a la estructura de la saga de Harry Potter: durante todo el libro van pasando momentos que te van preparando para la traca final. Está claro que todas las historias se resuelven en el desenlace, pero en estos libros las emociones están muy marcadas en la última parte.

No sé si por la época o por el estilo de la autora, se recrean multitud de escenas, personajes, conversaciones que podrían perfectamente no estar. Es probable que Rand considerara que para que el lector pudiera ambientar la historia para poder integrarse en las personalidades de los personajes principales, era necesario detallar con un círculo tan amplio todas sus relaciones. A mí me resultaban a veces demasiado extensas y obviables. (Si te estás preguntando por qué leerte un libro pesado pudiendo resumir rápido en una película, te diré: porque leer es lo más 🤓).

En conclusión, me siento agradecida por haber conocido a Jordi Sierra i Fabra, Ayn Rand y Howard Roark.

Si eres un creador, alguien que sueña y hace, que trabaja por su yo, necesitas leer El manantial, de Ayn Rand (o en su defecto, ver la película).

Vicedo Ramón.

El manantial

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