Mi mente demente

La suerte es que, a no ser que te llames Edward Cullen, lo que piensas, en ti se queda. ¿Qué mente no es demente? Aquí, uno poco de lo que enseño de la mía.

Chándal y tacones

Chándal y tacones

Chándal con tacones. «Tu madre lleva chándal y tacones». «¿Quién es? Una que lleva chándal y tacones». «¿Es verdad que tu madre lleva chándal con tacones?» Mis hijas se quedan a cuadros: «Mi madre no lleva chándal y tacones». Me encanta la percepción que la gente tiene de mí. Es cierto que no llevo chándal […]

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Hablarle a la pared

Hablarle a la pared

Todo empezó cuando miraba una foto y la vi a ella, a la pared, al fondo. Me gustó a la primera. No tenía cuadros colgados (al menos la parte que salía en la foto) ni estaba impoluta de pintura. Era de un blanco gastado, antiguo, rozado. No sé qué me llamó la atención de ella pero

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La noche

La noche

Debería hablar de zapatos pero hay noches que merecen mención. Cuando te estás durmiendo te suelen venir ideas apoteósicas que debes apuntar. Es urgente anotarlas o dibujarlas porque son volátiles. No registrarlas hace que se conviertan en objetos perdidos en el mar; se escurren entre los dedos y no las vuelves a ver jamás. Y

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El detonante

El detonante

Debería hablar de zapatos pero este no es el momento. Yo siempre digo que soy un bebé; y es que cada día naces para el resto de tu vida. Es verdad que nunca serás más joven que hoy, que hoy es el día que más joven eres del resto de tu vida. Y es tan ridículo

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Mente demente

Mi mente demente

Debería hablar de zapatos, pero ahora no es el momento. Prefiero las fotos en color que en blanco y negro. El blanco y negro tiene su encanto, no lo niego, pero el color… aaaay el color. El blanco y negro es como el sexo virtual; en cambio el color tiene aroma, tiene textura, se oye.

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