No eres más que tacones

No eres más que tacones

─No eres más que tacones.

Era mi manera de que notaras mi desprecio hacia ti. Mi manera de ocultar mi debilidad por ti. Mi forma de aclarar aquí quién manda. Yo mando en mi mente. No me dejo manipular ni por ti ni por nadie. No soy ningún pusilánime. Quería ofenderte, no lo niego, quería deshacerte el alma; que me importaras cero. Sentirme poderoso. Quedarme solo. Que te largaras llorando y no permitirme a mí mismo sentirme mal. Hacerme fuerte haciéndome el fuerte. Es así como se forja uno. Un tío de acero, impermeable a acciones sensibleras.

Ya casi tenía la victoria; sin embargo, en un sorpresivo giro de la vida, mi esfuerzo por alejarte se volvió contra mí cuando me espetaste, con fría calma:

─Sabes que no. Ven.

Ella es Gabriel.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *