Qué más me da a mí.
A mí no me altera un bicho, aunque lleve corona.
Ni me intimidan las patrullas de policía.
Ni soporto el exceso de maquillaje del presidente hablando con voz lastimera.
Los aplausos de las ocho; la ilusión de mis vecinos. Para mí, el recordatorio de que son las ocho.
Nos hemos convertido en un videojuego humano en el que las reglas consisten en ir por la calle sorteando personas.
No te me acerques.
No me roces.
No me toques.
«No me toques.» Y esa fue la última vez que te toqué. Arqueaste la espalda para alejarte de mi mano. Como si yo fuera la pandemia.
Así que yo no soy el que me aparto.
Me satisface ir en línea recta y ver cómo los enmascarados se abren a mi paso para mantener la distancia de seguridad. Hacen bien. Si tú te alejaste de mí, ya no me interesa más contacto.
Fuiste la primera en poner tus tacones en estado de alarma.
♥
Ella es Gabriel.
Los que se alejan de un@ en estado de alarma y fuera de él , don los mismos que siguen llevando mascarillas. O los que, conduciendo solos , llevan mascarilla. Es como llevar un preservativo, durmiendo solo
Jajajajajaja, así es. El miedo domina el mundo, de toda la vida.