Oír unos tacones

Oír unos tacones

Tus tacones.

Me recuerdo dentro de ti y todo se me enturbia, se me espesa. Ese tocar fondo caliente  que me nubla y me entorpece. Hace aflorar mi cerebro de reptil, actúo por instinto. Me abandona la coherencia, olvido las palabras; el único lenguaje que entiendo es el tacto de todas mis pieles. Olvido quién soy, incluso olvido mi humanidad. Me vuelvo animal. Terriblemente sensible a cualquier roce. Sólo hay expresiones primitivas. No oigo, no atiendo a razones. Se eleva todo: mi presión, mi temperatura, mi intensidad, mi fuerza, mi sentido extrasensorial. El olor a sexo que se queda en mi habitación cuando te vas.  

Oír unos tacones hace que quiera más oler a ti.

Ella es Gabriel.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *